El principal derecho, el derecho a la vida, no destruir lo que no podemos crear, como dijera San Francisco de Asís. Otra principal piedra de ángulo: Derecho a la convivencia en la diversidad entendiendo la pluralidad como una forma de acceder a la sabiduría. Tienen notorio protagonismo los poetas, que ante las pérdidas de derechos alzan su voz reivindicativa, y a cada pérdida oponen la dignidad de la palabra, porque la palabra es acción y es ser, el ser que ninguna prueba podría alterar. No solo de las décadas del 60, 70 en Argentina. También los autores rusos que vislumbran la revolución, y los franceses que anuncian Libertad, Igualdad y Fraternidad y auguran una era de esplendor con Diderot, D’Alembert, Rousseau, al crear la Enciclopedia. Las libertades civiles, con el transcurrir del tiempo, se corporizaron en derechos de los pueblos, y en derechos genuinos de los pueblos nativos que tanto tienen para enseñarnos sobre los derechos. Derecho a gozar de un ambiente sano, psíquico y ambiental, equilibrado y apto para el desarrollo humano, que estima y tiene en consideración las generaciones venideras... Derecho a expresarte que es un deber, Walt Whitman. Derechos humanos. Memoria para construir el presente. Se trata justamente de Memoria, de reconstruir nuestra memoria internándonos en el pasado, como una tentativa de vincularnos con personas semejantes a nosotros, conversar con estos escritores que pensaron e hicieron acciones semejantes a las nuestras, y entablar un diálogo, literario, filosófico, social, histórico. Tener en definitiva la valentía de ser auténticos, de defender la verdad, querer y procurar el bien, y mantener en alto el derecho a la palabra, como cada filántropo milenario, Sócrates o Diógenes. Es una palabra que tiene raíces, que se nutre de esa historia fundacional, y el Derecho a la Palabra también es negar y advertirse de toda desviación que convierta al hombre en lobo del hombre, en ese otro Antiderecho de la Violencia. Porque esa violencia ha llevado al Genocidio contra los Armenios, el Holocausto Judío, el genocidio en Argentina. Y los escritores armenios remarcaron la palabra vida ante tanto horror. La palabra siempre está en lucha, la palabra que insiste en edificar el ser doliente, el pueblo herido que siempre tiene de su lado a la palabra. La palabra que critica y ve el progreso, y por ello, no solo tiene raíces sino cielo de esperanza, sentido de justicia y conciencia del camino correcto. Es el Derecho a la palabra, en sentido positivo y constructor de naciones y de esa sabiduría surgida del pluralismo, que todos aquí venimos a validar y con el que construiremos juntos, fruto del intercambio de ideas y de razonamientos, en un diálogo universal y eterno, porque como hombres tenemos algo de efímero y otro tanto de eterno y universal, venimos a contribuir por una sociedad, una comunidad, un hombre que pueda levantarse sobre valores más sublimes y cada vez más sabio. Habrá mucho que hablar del derecho a la intimidad en esta época cibernética, y derechos a viajar por el Cosmos. Siempre se gestarán nuevos derechos.